Tras la finalización el 13
de mayo de 2011 de ‘Smallville’, la pequeña pantalla y más concretamente su
padre televisivo, la cadena norteamericana CW, se habían quedado huérfanos de
un superhéroe que nos protegiera y nos entretuviera durante 45 minutos a la
semana.
Tras la buena acogida que
tuvo el Oliver Queen interpretado por Justin Hartley en la antes mencionada
serie sobre ‘el hombre de acero’, las cabezas pesantes de la cadena lo vieron
claro. Era hora de independizarlo y darle una serie propia a este personaje
creado por Mort Weisinger y Greg Papp.
Andrew Kreisberg (‘Almacén
13’ y ‘Fringe’), Greg Berlanti (‘Linterna Verde’) y Marc Guggenheim
(‘FlashForward’) fueron los encargados de darle forma a este nuevo proyecto
televisivo. Para ello tomaron como fuente de inspiración la miniserie de 6
volúmenes ‘Green Arrow: Año Uno’ de Andy
Diggle.
La serie resultante no tiene
nada que ver con la blanda y edulcorada interpretada por Tom Welling. Esta
tiene un tono más oscuro y violento que aquella, aquí nuestro héroe mata a los
malos sin miramientos (en ‘Smallville’ solo se llevaban un coscorrón y la reprimenda moralista del prota). Algo que sorprende
y se agradece perteneciendo esta a una cadena pública.
Esta adaptación del
personaje propiedad de la compañía DC guarda algunos puntos que lo diferencian
de su homónimo de papel. Para empezar y algo que seguramente molestara a los
más puristas es el motivo por el cual el protagonista se enfunda una capucha
verde, convirtiéndolo así en un justiciero y no en un defensor de los más
desfavorecidos como ocurre en los comics. Otra de las diferencias importantes
con respecto a su versión impresa es la falta de superpoderes en los villanos,
dotando al producto de un gran realismo.
Al frente del reparto nos
encontramos a Stephen Amell (‘Sin cita previa’) dando vida al multimillonario /
héroe secundado por: Katie Cassidy (‘Gossip Girl’), Colin Donnell (‘Pan Am’), David Ramsey (‘Blue Bloods’), Willa
Holland (Gossip Girl’), John Barrowman (Torchwdood’), Paul Blackthorne (‘The
river’) y Byron Mann (‘Street Fighter, la última batalla’). Siendo sinceros
ninguno de ellos será nominado ni ganara un ‘Emmy’ por su labor interpretativa,
pero cumplen con creces.
Los guionistas has sabido compaginar
dos momentos temporales bien diferenciados e igual de importantes en la
evolución de la trama principal. La continua
caza de nuestro justiciero encapuchado se verá adornada por numerosos flashbacks
que nos irán descubriendo lo ocurrido durante su estancia en la isla. No os
perdáis la bochornosa y ridícula peluca que luce el protagonista durante su
estancia en la misma.
La serie siendo sinceros no
es la octava maravilla del mundo pero tampoco pretende serlo, es consciente de
sus limitaciones y el único fin que pretende es entretener. Algo que consigue
con creces gracias en gran parte a sus numerosas escenas de acción y a sus
guiones que nos van desgranando a cuenta gotas la trama criminal preparada por
el villano de la función.
Esperemos que la segunda temporada mantenga este buen nivel y podamos seguir disfrutando de ella durante muchos años.
Esperemos que la segunda temporada mantenga este buen nivel y podamos seguir disfrutando de ella durante muchos años.
Una autentica guilty
pleasure.
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