El productor, guionista y
director norteamericano Len Wiseman (‘La jungla 4.0’) nos presenta una nueva versión
del relato corto escrito por el novelista oriundo de Chicago, Philip K. Dick. Aunque
siendo sinceros mantiene muy pocos puntos de unión con su hermano literario,
‘Podemos recordarlo por usted al por mayor’. Respetando solo el nombre del
protagonista y el punto de partida de la historia.
Para revitalizar o mejor
dicho modernizar esta historia y adaptarla a los gustos de un público más joven
contrataron a los guionistas Kurt Wimmer (‘Equilibrium’) y Mark Bomback
(‘Lobezno Inmortal’). Estos en la versión final del libreto se dejaron por el
camino la presencia del planeta rojo, algo fundamental en su hermano literario
y en la versión filmada por Paul Verhoeven en los 90 (todo un clásico de la
ciencia ficción).
También decidieron pasar casi de puntillas por la disyuntiva
de que es real y que producto de la imaginación de nuestro protagonista, aquí lo
realmente importante es hacer mucho ruido e impactar al público con sus
numerosas y rocambolescas escenas de acción. El guion resultante a pesar de
tener estos pequeños defectos en ningún momento aburre, posee un ritmo
frenético de principio a fin donde no existe ni un segundo de respiro.
Douglas Quaid es un don
nadie que tiene un vida rutinaria como trabajador en una cadena de montaje, un
día comienza a tener unos sueños muy reales sobre sucesos que no recuerda haber
vivido. Todo cobrara sentido cuando visite a un empresa que ofrece uno
servicios muy peculiares.
Len Wiseman vuelve a dejar claro, como ya nos había
enseñado en sus anteriores trabajos, que actualmente muy pocos directores le
hacen sombra a la hora de coreografiar vertiginosas escenas de acción y
ofrecernos un producto totalmente disfrutable y sin más pretensiones que
entretener. Todo un artesano del entretenimiento.
Tratándose de una
superproducción me surge una duda, ¿el director de casting es de otro planeta?
Porque todo el mundo sabe que si se quiere romper las taquillas de todo el
globo, jamás y repito jamás se debe contratar a Colin Farell como protagonista
(ojo, aquí esta correcto). Es nocivo para el resultado económico de cualquier
proyecto, ya ni me acuerdo cuando fue la última vez que una película en la que
es cabeza de cartel (protagonista no secundario) hizo más de 70 millones de dólares.
Aunque si algo llama
poderosamente la atención en esta película es su diseño de producción.
Espectacular y apabullante durante todo el metraje, donde nos presentan una
urbe que recuerda muy mucho a la vista en ‘Blade Runner’. Donde predominan las
pantallas luminosas, la lluvia y la aglomeración de gente en sus calles (algo
totalmente agobiante). Aunque la joya de la corona es ese inmenso ascensor que
une a través del núcleo terráqueo los dos terrenos únicamente habitables de
nuestro planeta (La colonia y La Unión Federal Británica).
Se echa en falta una mayor
presencia de ese líder terrorista interpretado por Bill Nighy, su paso por la
película es más bien anecdótico. Algo totalmente contradictorio ya que se pasan
todo el metraje haciéndonos creer que es la cabeza visible de la resistencia.
Por cierto ¿quién escoge a los guardaespaldas de este?, hasta mi primo de 8 años sería capaz de dejarlos en
vergüenza.
Los guionistas han querido adornar el metraje con algunos guiños a la cinta dirigida por Verhoeven, os reto a que los vayáis descubriendo vosotros mismos. Aqui os dejo una pista.
Los que vayáis buscando la
mala leche, la ironía, los litros de sangre y la brutalidad del original mejor
ni se os ocurra verla. Si por el contrario solo queréis disfrutar de dos horas de
sano entretenimiento sin más pretensiones que pasar un buen rato os la
recomiendo totalmente. Cine palomitero para disfrutar como un enano.
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