Tras el moderado éxito
(económico que no crítico) cosechado por la primera parte en 2007, su
productora decidió hacer borrón y cuenta nueva reiniciando la saga desde cero.
Como si la simpática y correcta primera parte nunca hubiera existido.
Para ello la productora
dueña de los derechos del personaje (algo
descontenta con la primera versión), comenzó un largo proceso de
selección para encontrar al director correcto. Alguien que fuera más fiel con
el carácter gamberro y sucio del personaje. Esta tarea recayó finalmente en el
dúo formado por los gamberros e innovadores Mark Neveldine y Brian Taylor.
Responsables de las salvajes y simpáticas ‘Crank’, ‘Crank 2’ y ‘Gamer’.
Durante todo el
metraje son evidentes sus típicas señas de identidad: cámara nerviosa y un
montaje salvaje y revolucionario (algo ya habitual en sus anteriores trabajos).
Dotando a la película de su peculiar estilo, enloquecido y excesivo.
Parece que mentira que
detrás de esta abominación este David S. Goyer, uno de los principales
artífices de esa fenomenal trilogía protagonizada por el héroe oscuro de
Gotham. No me cabe en la cabeza como este señor ha sido capaz de perpetrar
semejante guión, que destila un tufillo a ‘direct to video’ o telefilme rancio
durante todo su metraje. Su estreno en cines, le queda pero que muy muy grande.
Un monje muy especial
solicita la ayuda de Johnny Blaze, tras varios años recluido. Su misión será
proteger a un niño y su madre del mismísimo diablo.
Me gustaría saber bajo que
efectos rueda últimamente Nicolas Cage sus películas, ya que parece que conecta
el piloto automático y a lo que salga. El resto del elenco protagonista esta
formado por: Idris Elba (‘Thor’), Violante Placido (‘El americano’), Ciarán
Hinds (‘John Carter’), Fergus Riordan (‘El sueño de Iván’) y un recuperado
Christopher Lambert en un breve papel.
Esta vez las escenas del
motorista se han reducido al mínimo y
nunca llegamos a visualizar del todo su transformación. Gracias al avance en
los efectos digitales, resulta más creíble el personaje en esta segunda
película.
Como elemento curioso
destacar la forma en la que Nicolas Cage nos explica el origen del motorista o
del diablo, a través de la superposición de dibujos estáticos.
Una película que a pesar de
su espíritu salvaje y excesivo en ningún momento resulta disfrutable.
Convirtiéndose su visionado en un tostonazo de grandes dimensiones a pesar de
su corta duración, 95 minutos.
Horrible, nada bueno tiene salvo la bella Violante Placido y las risas al ver a Christopher Lambert de Monje.
ResponderEliminarMe alegro de no haber pagado por verla.