miércoles, 20 de noviembre de 2013

UNA CUESTIÓN DE TIEMPO

El gurú de la comedia romántica por excelencia, el director y guionista neozelandés Richard Curtis (“Love Actually”) vuelve a ponerse tras las cámaras para ofrecernos otra dosis de su género cinematográfico favorito. Como viene siendo habitual en todos sus trabajos, aderezada con ese ingrediente tan especial (el corazón) que hace que toque la fibra sensible de cualquier ser humano (aunque sospecho que hay más de un “replicante” sin sentimientos entre nosotros).

El guión es obra del propio Richard Curtis en solitario. Un libreto donde utilizando la premisa de los viajes en el tiempo, más propia de una película de ciencia ficción, es capaz de elaborar una comedia romántica a su alrededor. Un mero pretexto argumental, sobre el que se articulan temas de una índole más profunda (el amor, la familia, la vida, etc.). Durante toda la cinta abundan los diálogos hilarantes, las escenas emotivas y alguna que otro gag desternillante.

Al cumplir los 21 años Tim Lake descubre que pude viajar en el tiempo a su voluntad, se aprovechara de este curioso don para poder conseguir a la chica de sus sueños.


Dando vida a este viajero del tiempo encontramos al irlandés Domhnall Gleeson (“Dredd”), aportando las dosis exactas  de torpeza y ternura necesarias para hacer creíble este personaje. La guapísima Rachel McAdams (“Todos los días de mi vida”) interpreta al interés amoroso del protagonista. Una pareja protagonista que destila complicidad y química por los cuatro costados.

No podemos olvidarnos del siempre excelente Bill Nighy (“Desafio Total 2012”), dando vida al padre del protagonista. Se nota que este se lo paso en grande durante el rodaje, viendo la vitalidad y la simpatía con la que dota a su personaje.

Es de agradecer que en ningún momento se intente profundizar en el origen de esta mágica cualidad, simplemente todos los hombres de su familia la tienen y punto.

Os tocara el corazón desde el minuto 1, haciéndoos valorar las pequeñas cosas de la vida, esos pequeños momentos de felicidad que son los que nos marcan para siempre.

Una autentica “feel good movie” que tras su visionado os dejara con una sensación de buen rollo en el cuerpo y con ganas de disfrutar de la vida, algo que sin duda deberemos agradecer a su director. Ya que muy pocas veces un realizador consigue transmitirnos tantos sentimientos con una película. En definitiva una autentica maravilla de principio a fin.


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