El gurú de la comedia
romántica por excelencia, el director y guionista neozelandés Richard Curtis
(“Love Actually”) vuelve a ponerse tras las cámaras para ofrecernos otra dosis
de su género cinematográfico favorito. Como viene siendo habitual en todos sus
trabajos, aderezada con ese ingrediente tan especial (el corazón) que hace que
toque la fibra sensible de cualquier ser humano (aunque sospecho que hay más de
un “replicante” sin sentimientos entre nosotros).
El guión es obra del propio
Richard Curtis en solitario. Un libreto donde utilizando la premisa de los
viajes en el tiempo, más propia de una película de ciencia ficción, es capaz de
elaborar una comedia romántica a su alrededor. Un mero pretexto argumental, sobre
el que se articulan temas de una índole más profunda (el amor, la familia, la
vida, etc.). Durante toda la cinta abundan los diálogos hilarantes, las escenas
emotivas y alguna que otro gag desternillante.
Al cumplir los 21 años Tim
Lake descubre que pude viajar en el tiempo a su voluntad, se aprovechara de
este curioso don para poder conseguir a la chica de sus sueños.
Dando vida a este viajero
del tiempo encontramos al irlandés Domhnall
Gleeson (“Dredd”), aportando las dosis exactas
de torpeza y ternura necesarias para hacer creíble este personaje. La
guapísima Rachel McAdams (“Todos los días de mi vida”) interpreta al interés
amoroso del protagonista. Una pareja protagonista que destila complicidad y
química por los cuatro costados.
No
podemos olvidarnos del siempre excelente Bill Nighy (“Desafio Total
2012”), dando vida al padre del protagonista. Se nota que este se lo paso en
grande durante el rodaje, viendo la vitalidad y la simpatía con la que dota a
su personaje.
Es
de agradecer que en ningún momento se intente profundizar en el origen de esta
mágica cualidad, simplemente todos los hombres de su familia la tienen y punto.
Os
tocara el corazón desde el minuto 1, haciéndoos valorar las pequeñas cosas de
la vida, esos pequeños momentos de felicidad que son los que nos marcan para
siempre.
Una
autentica “feel good movie” que tras su visionado os dejara con una sensación
de buen rollo en el cuerpo y con ganas de disfrutar de la vida, algo que sin
duda deberemos agradecer a su director. Ya que muy pocas veces un realizador
consigue transmitirnos tantos sentimientos con una película. En definitiva una
autentica maravilla de principio a fin.
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